Riaza Los Gayumbos desde 1990

La verdad es que decir que el matador de toros segoviano

Víctor Barrio

“ha vuelto por donde solía” después de los éxitos cosechados el pasado fin de semana, es un puro eufemismo porque el grajerano nunca se había ido. Más bien todo lo contrario. El joven torero del nordeste segoviano vive por y para el toro desde que en 2008 iniciase su andadura como becerrista en la profesión más bonita y dura del mundo dando rienda a suelta a una afición y vocación que tuvo muy claras desde su época adolescente.

Víctor, por tanto, y para que quede claro, “vive en torero” las 24 horas del día. Es un profesional como la copa de un pino. Responsable, riguroso y muy exigente consigo mismo. Y muy discreto (su lema es “trabaja duro, en silencio, y deja que sea el éxito quien haga todo el ruido”). Se prepara todos los dias del año como si fuese a torear en cualquier plaza del mundo al día siguiente. Sólo así sucede que, cuando las empresas le requieren para torear en sus plazas, él siempre está a punto. Es un valor seguro, toda una garantía de éxito a nada que los toros le presten la más mínima colaboración.

Es lo que ocurrió el pasado sábado en el bellísimo coso taurino de El Burgo de Osma, donde Purita Linares y Vanessa Santos tuvieron el acierto de incluirle en los carteles de su feria taurina, y el domingo en la plaza de toros de Cantalejo donde estaba igualmente contratado por el ayuntamiento. El resultado: un fin de semana “cumbre” para la tauromaquia de Víctor Barrio.

Ya la temporada pasada en una corta pero muy apretada e intensa trayectoria veraniega por las principales plazas de nuestra provincia y comunidad el artista grajerano-riazano-sepúlvedano nos deleitó con tardes de asombro y triunfos por doquier. Parece que la actual la inicia

Víctor Barrio

con la misma fuerza, poderío y ambición. Ambición he dicho, sí. Pero ambición por hacer las cosas cada vez mejor y por ir encontrando el lugar que verdaderamente le corresponde en el escalafón de los matadores de toros. Porque eso es lo que es

Víctor Barrio

: un MATADOR DE TOROS doctorado un Domingo de Resurrección de hace un par de años en la primera plaza de toros del mundo: Las Ventas del Espíritu Santo de Madrid. Nada más y nada menos.

Volver a la plaza de toros de El Burgo de Osma me resultó muy familiar pues no en balde asistí durante más de 20 años consecutivos a su ciclo taurino de agosto en compañia de mi padre y hermanos; almuerzo en el Virrey, localidades numeradas del 32 al 36 en la barrera del tendido uno, festejo y vuelta para

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a la conclusión del mismo. Desde que falta mi padre (mi maestro de la vida, de todo) no había vuelto. Lo hice el sábado (como otros muchos aficionados segovianos) con motivo de la presencia de nuestro paisano

Víctor Barrio

en el cartel y comprobé que aunque el tiempo pasa, todo sigue igual en El Burgo...el gran ambiente de su Plaza Mayor, la perfecta organización de sus peñas, la magnífica banda de música que ha cambiado de director por jubilación del anterior, etcétera. Tampoco está el empresario Santos Santos “El Serranillo”... ¿o quizá sí? ¡Claro que está! Su viuda Purita y su hija Vanessa (la niña de sus ojos, hoy convertida en una empresaria muy emprendedora y respetada por todo el mundillo del toro) siguen al frente de la gestión (impecable, por cierto) de la plaza de la localidad soriana con ilusiones renovadas.

La corrida que lidió Víctor el sábado 16 era una señora “tía”... de Adolfo Martín. ¡Ahí es nada! No tuvo suerte con el primero de su lote que le correspondió y que se lidió en tercer lugar, un ejemplar muy diferenciado del resto de sus hermanos, incierto en la embestida, mansurrón y peligroso (un regalito) con el que Víctor nada pudo hacer. Lo importante, lo muy importante diría yo, vendría después, en el sexto, cuando Víctor decidió salir a por todas, un “albaserrada” de gran trapío y “romana”. Dos largas cambiadas de rodillas en el tercio, tres lances a la verónica y la media. Víctor cuida enormemente las suertes de varas y banderillas y, después de brindar al respetable, da comienzo a su faena desde la mismísima boca de riego con un pase cambiado por detrás ligado a tres enormes derechazos y el forzado de pecho cambiando de mano (recuerden que este pase de pecho, el forzado o ligado, es el más auténtico de todos y no el porfiado). Repite con más series por la derecha dando a la res el tiempo necesario y la distancia exacta. Cuando el torero coge la franela con la izquierda cruzándose por completo al pitón contrario (derecho del animal), enlaza cuatro naturales en redondo y el de pecho y empalma toda la faena en un mismo terreno. Toreo del bueno con aromas del mejor tomillo y romero castellano. Hay verdad, mucha verdad. Pureza. Estocada entera, ligeramente desprendida, y “el adolfo” rueda sin puntilla. La plaza es un clamor y los burguenses solicitan le sean concedidos al diestro los máximos trofeos. Una oreja. Se pide unánimemente la segunda, pero incomprensiblemente la autoridad, en esta ocasión a todas luces “incompetente”, o sea, el presidente(?) de la corrida y su asesor(?) le niegan al público y al torero la concesión del segundo trofeo y le “roban” a Víctor la salida en hombros por la puerta grande. ¡Vivir para ver! Da igual reealmente porque los que allí estuvimos lo podemos contar, pero actitudes así para nada favorecen a la Fiesta. Víctor dió dos clamorosas vueltas al ruedo recogiendo el cariño y reconocimiento de todos los aficionados y espectadores.

Apenas 24 horas más tarde el torero de Grajera dictó otra lección magistral en la plaza de toros de Cantalejo (4 orejas y salida en hombros por la puerta grande). Igualito que el pasado año dicho sea de paso. En esta ocasión lidiando las reses “escurialenses”de Baltasar Ibán. Un corridón según cuentan las crónicas y me cuentan quienes allí estuvieron (yo no pude estar presente). En definitiva, un fin de semana arrollador (¿y van?) en la carrera de Víctor, preludio de lo mejor que, sin duda, está aún por llegar.

Tomen nota amigos aficionados o no a los toros: la próxima cita con Víctor será en la Villa de los Fueros, en

Sepúlveda

, su casa, el domingo 31 de agosto con los toros salmantinos de Los Bayones. Los que estén interesados en ver a Víctor que vayan acudiendo sin demora a las taquillas para adquirir sus localidades porque preveo que se colgará el cartel de “no hay billetes” para la ocasión y si se descuidan un poco no les quedará más remedio que acudir a la reventa.