Riaza Los Gayumbos desde 1990

Muchas eran las opciones lúdico-deportivas-culturales que nos ofrecía la tarde del pasado sábado a todos aquellos que quisiéramos satisfacer nuestras aficiones preferentes. Una tarde de fútbol a todo trapo frente al televisor: los partidos del Real Madrid en Villarreal, del Barça en el Camp Nou con el Granada y del Atlético en el Manzanares frente al Sevilla. También partido del Castilla; el festival taurino de

Ayllón

con Vicente Barrera, Esaú Fernández y Damián Castaño y, en la capital del Reino, una "espectacular" (?) tarde de toros en la plaza cubierta de Vistalegre con "The Maestros" Finito, Morante y Juli.

Sin embargo, en mi agenda, la fecha del 27 de septiembre estaba marcada al "rojo vivo" desde hace tiempo con una leyenda escueta: "Víctor Barrio y "Chocolate" en Villaviciosa de Odón. Lunes 29 Ayllón". No había color.

Ni que decir tiene que sentí no presenciar la victoria, por otra parte cantada, del Madrid (la del Barcelona y Atlético de Madrid poco me importan, jejeje). Sí me importó, y mucho, la nueva derrota del Castilla (¡Váyase señor Zidane!). Del sofisticado y exagerado evento de "The Maestros", de resultado taurino discreto, poco que añadir. Y en

Ayllón

estaré (como estuve) el lunes para la becerreda de los niños-aspirantes (Aarón, "Carlitos", "Dieguito" y Jaime Casas).

Me desplacé, por tanto, hasta Villaviciosa de Odón, provincia de Madrid, para presenciar la corrida de toros con nuestro paisano, el grajerano

Víctor Barrio

, anunciado en el cartel. Un cartel que se completaba con el también matador de toros Manuel Diaz ("El Cordobés") y con el novillero madrileño Juan José Bellido ("Chocolate"), a quien tuvimos la oportunidad de ver en la reciente feria taurina de

Riaza

y que ya anda en puertas de doctorarse (ya lo es en ingeniería industrial) como matador de toros.

Y acerté, ya lo creo. Pleno al quince. Tarde lluviosa y mucho público en los tendidos de la "maja" plaza de toros de los villaodonenses. Lástima que la pésima trazabilidad de las calles de su casco urbano (donde una línea recta de 100 m. la convierten en otra ondulada de 500 m) sea toda una odisea a la hora de acercarse hasta el entorno del coso y salir de él. Menos mal que la tarde de toros (y novillos) resultó muy gratificante para todos: toreros, ganaderos y público (la esencia de la fiesta sin más florituras).

El "lote" bueno se lo llevó Manuel Díaz, que realizó dos buenas faenas de corte más ortodoxo que en otras ocasiones. La bondad y nobleza de sus oponentes le permitió desarrollar un toreo reposado y artístico. Se llevó las dos orejas del primero, y sólo la espada le impidió cortarle otras dos a su segundo tras una faena que llevaba marchamo de indulto.

Víctor Barrio

dio todo un recital taurómaco, tanto en su primer toro como en el segundo. Le correspondieron dos reses de distinto comportamiento y mucha "romana". A su primero, manso y huidizo, le tuvo que lidiar en las tablas y se pegó un arrimón "a lo Perera" muy meritorio, pero pinchó y todo quedó en una fortísima ovación con saludos desde el tercio emplazando el torero al respetable para su segundo, con el que Víctor desplegó su toreo más artístico y personal. Afarolado de rodillas, chicuelina ajaustadísima y media "belmontina", lances a pies juntos en el centro del anillo y luego, ya con la muleta, estatuarios, redondos y naturales de gran empaque y toreo puro que encandilaron al público. Soberanos los pases de pecho muy ligados y profundos. Sufrió una aparatosa cogida por fortuna sin consecuencias: Se puso en pie sin inmutarse y prosiguió con su magnífica labor. Cobró una estocada entera que hizo rodar al toro sin puntilla. Dos orejas y vuelta al ruedo entre clamores de los aficionados. Juan José Bellido "Chocolate" cuajó una tarde completísima y torerísima. De triunfador. Lanceó y muleteó a sus dos novillos con un valor enorme producto de una mentalización superior. La belleza, el deleite del propio "Chocalate", eso que los taurinos ordinariamente llaman "gustarse"; sublimó aún más su obra artística. Toréo muy despacio y siempre por abajo y el sentimiento del artista llegó al tendido tras un desplante torerísimo. Mató muy bien a ambos bureles y pegó la estocada de la tarde a su segundo tras un pinchazo. Un total de tres orejas en su haber tan merecidas como justas. Los tres artistas a hombros de los "capitalistas" para cruzar la puerta grande mientras llovía con pequeña intensidad sobre el albero de la plaza.

En definitiva, una gran tarde de toros a las puertas de Madrid de tres "torerazos" que bien merecerían mayor atención por parte de la empresa de Las Ventas y de otras plazas españolas. Se lo están perdiendo y lo merecen de sobra.

Y el lunes a la bellísima e histórica villa deAyllón. Cuatro becerristas aspirantes a novilleros frente a cuatro añojos de Martín Prieto. Toreo puro a raudales el desplegado por los jovencísimos, casi niños, Jaime Casas, Aarón Rodriguez, Carlos Ochoa y Diego García. Afición, vocación, ilusión, pasión, entrega...Los pilares de la Fiesta. El acierto con la tizona le propocionó a "Dieguito" (¡13 añitos!) su salida en hombros por la puerta grande dela plaza tras una obra artística reposada, templada, muy natural. Jaime, Aarón y "Carlitos" le habrían acompañado de haber estado más acertados con los aceros.

Dos tardes de toros para el recuerdo que ojalá cundan. Lástima que el nuevo y flamante líder de los socialistas, Pedro Sánchez, ése "chico del Ramiro" (igual que yo) se haya autoproclamado innecesariamente no partidario de los toros, "la fiesta más culta del mundo" como dejó escrito Federico Garcia Lorca. Él se lo pierde.