Riaza Los Gayumbos desde 1990

“¡Manda huevos!”, como dijo en su día Federico Trillo cuando presidía el Congreso de los Diputados... Ahora que empezaba a caerme bien el nuevo secretario general del PSOE, don Pedro Sánchez, va, coge el móvil, y llama al conductor de uno de los programas de televisión (¡son tantos) más nauseabundos, demagógicos y populistas que se conocen para manifestarle que a él “no le verán jamás en una plaza de toros.” Bien, prosigamos. En el plató de Mediaset estaban poniendo “a caldo” el reciente festejo popular que, como todos los años, se celebró en Tordesillas: ya saben, lo del “Toro de la Vega” y los lamentables sucesos que allí acontecieron días atrás. Pero, ¿qué tiene que ver lo de Tordesillas con los toros, con la Tauromaquia? Nada. ¡¡Absolutamente nada que ver!! Esto es lo primero que debería entender y saber Pedro Sánchez antes de opinar a destiempo y “fuera de cacho.”

Con lo del “Toro de la Vega” se puede estar de acuerdo o no (y vaya por delante que yo no lo estoy, lo mismo que la inmensa mayoría de aficionados a las corridas de toros y profesionales); pero en cualquier caso hay que respetar una fiesta tradicional y milenaria como hace el propio alcalde de Tordesillas, por otra parte “colega” de partido político del señor Sánchez y, por consiguiente, con quien debería resolver sus cuitas sobre gustos personales, y no con el presentador del susodicho programita de la caja tonta. Parece, y es cierto, que durante una entrevista posterior mantenida en la cadena COPE, el nuevo líder socialista ha aclarado que ni él ni su partido acabarán con la Fiesta Nacional. Gracias por lo que nos toca a los aficionados, hombre, aunque está muy claro que tampoco la favorecerán en nada.

La torpeza política del aspirante a presidir algún día el gobierno de España ha tenido que ser “contestada”, como no podía ser de otra manera, por diferentes estamentos taurinos profesionales. Cabe destacar la “carta” que le envió el presidente de la Unión de Criadores de Toros de Lidia, Carlos Núñez, para que el ingenuo e inexperto político valore en su justa medida (si quiere) los auténticos valores de la Tauromaquia, que son múltiples y variados.

Creo, sin embargo, que hay que quitarle hierro al asunto y pasar página. Los aficionados, respetando las opiniones de los antitaurinos, debemos denunciar las falsedades de la mayoría de sus argumentos, además de acudir más a las plazas de toros orientando y educando en lo posible a los más jóvenes, a las nuevas generaciones de partidarios de los toros. Sin complejos y con la cabeza muy alta.

Una verdadera lástima lo sucedido porque Pedro Sánchez, con ese nombre de pila y apellido tan españolazos, y con esa planta de torero “a lo Luis Miguel o Víctor Barrio” en la que encajaría a la perfección el traje de luces o el traje corto, no se apuntase en su edad juvenil a la Escuela Taurina de Madrid. Seguro que le habría ido mucho mejor que con el baloncesto, y hasta podría haberse apodado “el Guapo”, como le llaman sus compañeros (espero que sean más compañeras que compañeros,) y como a él le gusta que le llamen (eso sí, sin “rentintín” alguno). Vamos, que a lo que se ve se lo cree de verdad... Por aquí, en

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, somos mucho más exigentes a la par que modestos: nos da cierto rubor reconocer que varón alguno pueda ser considerado “guapo” y por ello, al que lo es, como mucho le llamamos “casi guapo”. Las guapas, guapas de verdad, son nuestras mujeres.

Ironías al margen, no le demos más importancia al asunto. Tampoco lo merece. Pedro Sánchez está en su papel de clave electoral, y te pega el mítin en cuanto te descuidas, lo mismo que en Madrid te dan una conferencia: a todas las horas del día. Lo único que le podemos sugerir es que se prepare mejor los temas a tratar para luego no tener que ir haciendo rectificaciones continuas, que es lo que le ha ocurrido en el asunto de que tratamos y en otros muchos.

Me empezaba “a caer bien” Pedro, como escribía al principio, porque es madrileño como yo. Nacido también en el eje Valdeacederas-Plaza Castilla de la calle Bravo Murillo y que, al igual que este servidor, también cursó sus estudios de bachillerato (si bien dos décadas más tarde) en el Ramiro de Maeztu de la calle Serrano de la capital. Una institución privada de referencia de la enseñanza libre y de calidad en aquélla época. De ahí, quizás, ese “tufillo “pijo-light”, algo frívolo, que desprende en sus formas y ademanes. No, no es un “pijo-pijo” de los de “o sea” y “te lo juro por Oliver y Benji” de los del barrio de Salamanca y aledaños, pero se lo asemeja bastante con ese “look-casual” (estilo Felipe VI, Bertín Osborne, etc) que luce a diario: los vaqueros o “jeans”, la camisita blanca nuclear remangada hasta el punto justo equidistante entre el codo y la muñeca, y los zapatos castellanos. Le cae bien (a mí también, claro) y no pasa nada por ello. Pero “tío”, macho, infórmate bien antes de dar una “pingüina” (lance extravagante de un lidiador escaso de recursos) y verte obligado a “tomar el olivo” ante el bochorno general del respetable.

Y acabo, amigos. Aquí os dejo este “estatuario a pies juntos mirando al tendido”...En el año 1936, pocos meses antes de ser asesinado, un poeta español escribió esta frase de una rotundidad definitiva: “El toreo es, probablemente, la riqueza poética y vital mayor de España. Creo que los toros es la fiesta más culta que hay hoy en el mundo.” El que escribió estas palabras no era un iletrado salvaje ni un feroz reaccionario de espesas patillas y trabuco naranjero. Se llamaba Federico García Lorca.